jueves, 4 de octubre de 2012

Fallar y rectificar se escriben en la misma línea.

Que mi limite no es el cielo, que ya hemos llegado a Marte.
Parece que el destino juega duro, me golpea, y me hace caer. Es un juego a un solo asalto,  no me puedo permitir perder. Tengo la motivación suficiente, no puedo dejar que se ría de mi, que me clasifiquen como uno de esos que tiraron la toalla,  a testaruda no me gana nadie.
Me levantaré con fuerzas renovadas, cogeré impulso si hace falta y le devolveré mil veces mi sufrimiento y mi desesperación.
Porque este es un juego constante en que no gana el que tiene más fuerza, sino el que después de experimentar el fracaso es capaz de levantarse y continuar.

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