domingo, 16 de marzo de 2014

Tropiezo tras tropiezo, aprendí a apreciar las vistas desde el suelo.

No siempre te va bien, no siempre te va mal. No siempre creo que el mundo me quiera, y la mayoría de las veces parece posible que me odie. Parezco torpe aunque a veces tengo demasiada suerte; a veces el amor llega y otras  me deja puerta a fuera.
 Muchas veces me encuentro deseando desaparecer pero luego pienso que el mundo sería demasiado afortunado si lo hiciese, entonces me decido a enfrentar todo aquello que me aterra, a enseñarle al karma, al destino a quien quiera que me quiera fastidiar que ,al fin y al cabo, vine al mundo para dar guerra.
Hace ya tiempo que aprendí que debes apreciarlo todo, que las cosas malas ocurren porque tienen que ocurrir, porque la vida es aprender y aprender como alguien muy sabio dijo alguna vez, es fallar, caer,  hacerse daño, tropezar, en resumidas cuentas equivocarse. 
Porque los días son tan buenos como quieres que sean y tan malos como creas que lo son.

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