El ser humano, la máquina más perfecta que halla podido existir...
Hace ya meses le escribí una carta, una carta en la que le pedía que dejase de sufrir, que olvidara a ese individuo que la hacía enloquecer hasta el punto en que parecía perderse a si misma, que dejara descansar a su corazón, a su mente, que pasara página, que lo olvidase.
Años después, cuando esa carta era un vago recuerdo en mi memoria, me respondió, lo que decía en esa carta era: ''Lo siento, nunca pude olvidarle, pero mi corazón aprendió a vivir con la pena...''
Nuestro corazón nunca se recupera de cada uno de los golpes que recibe, sino que se moldea para intentar soportarlos.
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