Y así la princesa y el príncipe vivieron felices y comieron perdices...
El típico final de un cuento de hadas, uno en el que se rebosa la felicidad en cada letra. la verdad cuando o era pequeña, siempre esperé que me ocurriese igual pero con los años vas aprendiendo que no necesitas un príncipe con caballo blanco para ser feliz.
Con determinación conseguirás utilizar tu propia magia y si aun así no lo consigues siempre puedes decir
2 comentarios:
Me encanta el blog y el texto tiene algo especial, será esa magia al recordar aquellos tiempos de cuando pequeños :) Te sigo!
Un besito desde: http://sonrisasvoladoras.blogspot.com
muchas gracias :DD
Publicar un comentario